Seminario Internacional Arquitectura y Creación de Lugares

Los autores de los proyectos premiados en la Primera Edición del Concurso de Arquitectura Richard H. Driehaus, presentaron sus propuestas en el Seminario Internacional Arquitectura y Creación de Lugares, celebrado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM) el 7 y 8 de noviembre de 2017.

Este seminario fue organizado por INTBAU (International Network for Traditional Building, Architecture and Urbanism) y el Premio Rafael Manzano de Nueva Arquitectura Tradicional, gracias al apoyo del Richard H. Driehaus Charitable Lead Trust, mediante una donación del Chicago Community Trust, con la colaboración de la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad Alfonso X el Sabio, la Escola Superior Gallaecia, la Fundação Serra Henriques y el Centro de Investigación de Arquitectura Tradicional (CIAT).

El carácter del lugar: Un proyecto para Grajal de Campos

La arquitectura debe renacer, volver en sí misma, para dar forma a todo lo borrado, a todo aquello que hemos perdido o nos ha sido arrebatado. Debemos, los arquitectos, cuestionarnos la deriva de una ciudad y una arquitectura que ha dejado de ser consciente de su propia historia.

Mirar al pasado en busca de inspiración y de modelos ha sido, es y será siempre la única y verdadera y peligrosa revolución posible ante una arquitectura que apuesta por una estabilidad mediocre, que se fundamenta en una absurda ruptura con la herencia recibida en pos de un pretendido progreso, que obliga al presente a dar la espalda al pasado como en una grotesca imagen de Jano Bifronte en la que se oponen Modernitas y Antiquitas, como si fuesen dos caras irreconciliables de una misma moneda.

Buscar en nuestro pasado la inspiración para reconstruir nuestro presente es precisamente el objetivo del proyecto que presentamos al Primer Concurso de Arquitectura Richard H. Driehaus para el Palacio y la Plaza Mayor de Grajal de Campos. Con él, buscábamos recuperar todo aquello que había sido borrado de la memoria del lugar; recuperar, por tanto, no solo el imponente palacio sino también el espacio urbano que era la plaza mayor y completarla con una arquitectura que siguiese más el estilo del lugar que el estilo del tiempo, como diría E.G. Asplund.

Si en la plaza era necesario recuperar todos aquellos elementos – fuente, pórticos, viviendas – que habían definido el espacio urbano; en el Palacio de los Condes de Grajal era necesario recuperar la imagen perdida a través de la recuperación tipológica del palacio y de algunos de sus usos más representativos – lagar y jardín de los olivos – al tiempo que se modificaba ligeramente para albergar nuevos usos – ayuntamiento, hotel y espacio expositivo – sin olvidar nunca la configuración original del edificio.

Así el nuevo Ayuntamiento, con su salón de plenos y oficinas municipales se sitúa en el ala Oeste del edificio; el ala Norte se dedica a exposiciones y alojamientos; y la Este, al alojamiento turístico, reconstruyendo el lagar, la bodega y la espléndida galería de madera que miraba al desaparecido jardín que también es recuperado. El ala Sur, que con su imponente fachada domina la Plaza Mayor y constituye uno de los principales atractivo del palacio, se ve potenciada gracias a la construcción de una nueva portada en piedra, más acorde con la representatividad del edificio, y a la terminación de su torre – nunca acabada – que ahora se convierten en símbolo del nuevo uso civil del edificio.

De igual modo se propone la recuperación del antiguo jardín, un recinto cercado por poderosos muros, un hortus conclusus donde al amanecer se levante la luz del sol sobre los olivos – plantados en retícula – y donde sus hojas plateadas produzcan los más felices reflejos en el agua que recorre y arrulla el interior de este huerto.

Con todas estas intervenciones en la plaza, el palacio, las viviendas y el jardín –que forman parte de un todo indisoluble – pretendemos volver a construir lo borrado, evocar los antiguos recuerdos del lugar a través de las formas y elementos arquitectónicos que recuperan su belleza atemporal, tratando de hacer real el duro deseo de durar de Paul Éluard que aún pervive en nuestras viejas ciudades europeas y llamar, con una sola y poderosa voz, al renacer de una arquitectura.

 

Aritz Díez  Oronoz es Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Donostia-San Sebastián, donde ha sido Premio Extraordinario y Matrícula de Honor en su Proyecto Fin de Carrera. Ha cursado también el Máster de Restauración de la UPV/EHU y actualmente está realizando su doctorado sobre la contribución al desarrollo de las fortificaciones abaluartadas por los grandes arquitectos del primer Renacimiento italiano. Desde 2012 colabora en la Cátedra de Proyectos Arquitectónicos de la ETS de Arquitectura de la UPV/EHU y desde 2016 es profesor del Área de Urbanismo de la misma Escuela. Desde el año 2010 ha trabajado con los arquitectos Alberto Ustárroz y Manuel Iñiguez, con Iñigo Peñalba entre el 2012 y el 2016, y desde 2015 trabaja con Imanol Iparraguirre Barbero. Entre sus proyecto más destacados se encuentran la colaboración en la Restauración de las Murallas de Hondarribia, el proyecto para los Foros Imperiales de Roma y el concurso para la Rehabilitación del Palacio de los Condes de Grajal, que recibió el primer premio en el Concurso de Arquitectura Richard H. Driehaus en 2017.

Imanol Iparraguirre Barbero es Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de San Sebastián, recibiendo Matrícula de Honor en su Proyecto Fin de Carrera en Urbino. Después de haber cursado el Máster de Restauración de la UPV/EHU está realizando su tesis doctoral sobre la génesis y evolución de las arquitecturas de planta circular desde la Antigüedad Clásica hasta el Renacimiento. Desde 2015 es colaborador en la Cátedra de Proyectos Arquitectónicos IX de la ETS de Arquitectura de San Sebastián. En 2014 recibe la Beca Arquia y colabora en el Estudio de Alberto Campo Baeza. Desde el año 2014 ha colaborado con los arquitectos Alberto Ustarroz y Manuel Iñiguez, con Iñigo Peñalba entre 2015 y 2016, y desde 2015 trabaja con Aritz Díez Oronoz. Entre sus proyecto más destacados: el proyecto para los Foros Imperiales de Roma – finalista del Piranesi Prix de Rome 2016 – y el concurso para la Rehabilitación del Palacio de los Condes de Grajal, que recibió el primer premio en el Concurso de Arquitectura Richard H. Driehaus en 2017.

Construyendo Lugares de hoy a través de la Tradición

La propuesta recupera las cualidades de la ciudad tradicional de Vejer de la Frontera como estrategia de respuesta a las nuevas demandas que surgen dentro de una nueva área de expansión del municipio. La virtud de hacer uso de la tradición en la intervención radica en que, a través de una profunda comprensión del lugar en todos sus aspectos, materializa una construcción cultural, social y económica que está arraigada en el lugar, en las condiciones del contexto. Al mismo tiempo, evita caer, por inercia, en la importación de soluciones estereotipadas que, en ocasiones, provocan la alteración y la extinción de la identidad y de los valores culturales propios del lugar.

La ciudad tradicional se percibe como ciudad completa, diversa y rica en su percepción, compacta y cohesiva en su realidad social, multiescalar en sus tránsitos y en sus formas de propiedad. Se trata de un tejido urbano equilibrado, que favorece la convivencia de usos residenciales y productivos y con ello la opción de vivir y trabajar en el mismo lugar, reduciendo la necesidad de hacer uso del coche. Esta forma de “hacer ciudad” se presenta menos vulnerable frente a la creciente amenaza del turismo de masas o los centros comerciales y la proliferación de suburbios mono-residenciales desequipados y con nula cohesión social. El avance de estas realidades puede provocar alteraciones y desequilibrios en el tejido social y económico local, tales como la gentrificación urbana, la sustitución de actividades y usos propios de la ciudad por actividades mono-productivas de gran escala, el desempleo y la emigración de las generaciones más jóvenes.

Las dificultades que enfrentan los núcleos urbanos tradicionales situados en el mundo rural, como es el caso de Vejer de la Frontera, parece ser uno de los próximos retos de la arquitectura. Las grandes aglomeraciones urbanas han sufrido un rápido crecimiento, desarrollando grandes economías que han provocado en general el desplazamiento de la población rural hacia la ciudad. En el caso de Vejer parece estar siendo contrarrestando este fenómeno mediante una creciente turistificación de su patrimonio. Sin embargo, esto podría devenir en un proceso irreversible de pérdida de identidad como lugar, debilitando la solidez de la estructura urbana que vela por su tejido social, sus valores culturales y su relación con el paisaje. La mirada atenta y precisa hacia la tradición nos revela claves de alto interés para paliar este tipo de fenómenos, que parecen basarse en modelos de oferta-demanda y competencia a corto plazo, en lugar de hacerlo sobre un modelo que asegure la sostenibilidad económica y ambiental y que atienda a sus implicaciones sociales y culturales.

El proyecto para Vejer de la Frontera parte de un proceso de análisis y comprensión del conjunto urbano tradicional, lo que tiene como resultado el natural acomodo a las condiciones del contexto donde se implanta. Esta perspectiva es la que permite igualmente que respuestas a problemas de actualidad se vean de alguna manera resueltas en la propia lógica de la tradición como sistema urbano completo y no como una extrapolación, a veces fortuita, de fragmentos aislados.

El mismo proceso de formación de la ciudad es un factor clave en el resultado de la propia actuación. El núcleo histórico de Vejer de la Frontera se encuadra dentro de lo que muchos estudios de investigación denominan crecimientos espontáneos. Un núcleo urbano que, condicionado por unos recintos amurallados, iba colmatándose partiendo de la vivienda como unidad y donde los pactos entre familias sobre la propiedad, el proceso de subdivisiones en el tiempo, debido a las sucesivas herencias, y el marco jurídico de todo ello iban resultando en un espacio doméstico cada vez más fragmentado y variado y, finalmente, en un espacio colectivo con unas características y morfología propias. Es en esta forma de crecimiento urbano, en el que el espacio colectivo es consecuencia del espacio doméstico, donde encontramos la fórmula apropiada para hacer resurgir la esencia de la tradición en el propio proceso de proyecto.

Se parte, por ello, de la división multiescalar de la propiedad privada, dimensionada a través de la crujía, para dar cabida a la necesaria diversidad de usos y demandas sociales. Realizada esta operación, el acomodo de cada edificio a las condiciones de su ubicación particular, de su contexto, ha ido dando como consecuencia la forma y características del espacio colectivo y la continuidad del mismo a través de las líneas de topografía más amables y de los condicionantes urbanos y del paisaje.

 

Sara Lobón es Arquitecta por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Granada. Es arquitecta coordinadora de Juan Moya Arquitectura desde el año 2015, donde desarrolla tareas de jefa de equipo. Entre los trabajos realizados cabe destacar algunas propuestas premiadas, como la del concurso internacional para la ciudad de la justicia de Vigo y la del Richard H. Driehaus Architecture Competition. Es coordinadora de la herramienta LabIA, un laboratorio online dedicado a la depuración del conocimiento colectivo a través de formas de trabajo creativo transversal. Desempeña labores de investigación referente a la incidencia del planeamiento urbano histórico y sus regulaciones en los roles de comportamiento y control social en la isla de Manhattan.

Juan Moya es Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Granada y doctorando por la Escuela de Posgrado de la Universidad de Granada. Su trabajo ha venido desarrollándose bajo las premisas de la construcción social, cultural y medioambiental de la ciudad. Su obra ha sido seleccionada y galardonada en diferentes concursos nacionales e internacionales como el Premio Jóvenes Arquitectos en Andalucía J5, el Concurso Javier Morales de la Fundación Hercesa, obra seleccionada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Granada al Premio de Arquitectura Española 2011 del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, el Concurso Internacional para la Nueva Casa de la Hermandad de los Gitanos de Sevilla, el Concurso Europan 12, el Concurso Internacional para la Ciudad de la Justicia de Vigo, el International Award Talent and Professionals de la Fondazione Costanza y el Richard H. Driehaus Architecture Competition, entre otros. Su investigación académica en la Universidad de Granada sobre la incidencia del capitalismo en el código social y cultural de la isla de Manhattan ha derivado en su última publicación Transfiguraciones en Manhattan: de Nueva Ámsterdam al rascacielos. Ha recibido la Medalla de Oro a la excelencia profesional del Foro Europa 2001.